“Sin duda, las mujeres de mi generación le debemos mucho a Carme Chacón, se lo dije a ella muchas veces. Hay una imagen icónica que todas recordamos, que yo, por ejemplo, rememoro y se la enseño a mi hija, de esa Carme Chacón embarazada, casi a punto de dar a luz, con 8 meses, y pasando revista a las tropas como ministra de Defensa, y diciendo Capitán, mande firmes”.
“Creo que el partido al que ella pertenecía se perdió un gran activo cuando por solo 22 votos dejó de escoger a Carme Chacón como Secretaria General. Igual las cosas en España hubieran ido diferentes con ella al mando”.
“La hecho muchísimo de menos. Recuerdo muchas veces cuando nos encontrábamos haciéndonos mechas en la misma peluquería. Aquellos largos ratos de confidencias, cuando le decía, ‘parecemos dos Lolis delante del espejo’, y cuando acabábamos hablando de futuros compartidos y, sobretodo, de pasados compartidos. Ambas hijas de la inmigración, ambas criadas en barrios populares, ambas defensoras, y sobre todo, Carme, exponente de lo que supuso durante 20 o 30 años en España el ascensor social. Eso por lo que ella, como socialista, siempre peleó: la igualdad de oportunidades. Que todos en el futuro pudieran disfrutar de aquello que habían merecido, no por la clase social o económica de la que partían, sino por lo que habían merecido su capacidad de esfuerzo y sacrificio”.
“Celebro enormemente que exista una Fundación con su nombre, Carme Chacón, que precisamente pelee por los valores que para ella eran fundamentales, para esos niños con una cardiopatía congénita, como la que se nos llevó a Carme, que no pueden pagarse unas intervenciones. Y que desde donde esté, aunque no soy creyente, creo que como ella, estaría orgullosa y feliz de que su nombre esté vinculado a la causa que hoy defiende la Fundación Carme Chacón”.
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