La coartación aórtica es una cardiopatía congénita provocada por el estrechamiento de la pared de la aorta, la principal arteria que transporta la sangre oxigenada del corazón a todo el organismo. Una alteración que origina que el ventrículo izquierdo tenga que trabajar más de lo normal. Si la coartación aórtica es severa, el ventrículo izquierdo del corazón tiene que trabajar con más fuerza, para poder bombear la sangre a través de ese estrechamiento, elevando la presión de la sangre en la cabeza y en los brazos.
La coartación aórtica puede presentarse aisladamente, o bien asociada, en un porcentaje importante de hasta el 60%, a una hipoplasia del arco aórtico. Un arco aórtico hipoplásico se constituye también en una lesión obstructiva que se suma a la obstrucción de la coartación, siendo necesario corregir ambas obstrucciones mediante técnicas quirúrgicas de aortoplastias más complejas que las que se aplican a la coartación aislada.
Si se trata de una coartación aórtica en bebés, los pacientes requieren habitualmente tratamiento quirúrgico, consistente en la resección del segmento estrecho de la aorta y la unión de los segmentos sanos restantes. En adultos, la cirugía se considera como la primera opción de tratamiento, aunque en algunos casos sea recomendable realizar hemodinámica intervencionista. En este caso, se llevará a cabo una dilatación con balones de alta presión para vencer la estrechez y posteriormente implantar un stent metálico para mantener un calibre correcto de la aorta. En personas mayores, la técnica quirúrgica puede ser similar a la empleada en bebés, o pueden realizarse otras técnicas como la colocación de un parche para ampliar la zona estrecha.
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